MARIÀ FORTUNY I MARSAL

MARIÀ FORTUNY I MARSAL

Fue un destacado pintor y grabador español del siglo XIX. Nació en Reus en 1838 y se trasladó a Roma con su familia en su juventud. Allí estudió arte y comenzó a trabajar como pintor y grabador, desarrollando un estilo propio que se caracterizó por una gran sensibilidad hacia la luz y el color.

Fortuny fue uno de los artistas más destacados de su época en España y en Europa. En su pintura las luces y las sombras se combinan de manera magistral para crear un efecto realista y vibrante.

Destacado retratista, uno de sus trabajos más conocidos es el retrato de la reina de España Isabel II. Además, se dedicó al paisajismo, plasmando la belleza de los paisajes.

Marià Fortuny también fue un gran innovador en la técnica pictórica. Desarrolló una técnica de grabado según la cual el dibujo era tallado en la plancha de cobre y luego recubierto con una fina capa de barniz para crear un efecto de relieve en el papel. Esta técnica le permitió crear imágenes detalladas y delicadas, como en su obra ‘Los caprichos de Goya’.

Su obra fue muy valorada en su época recibiendo numerosos premios y reconocimientos en exposiciones y concursos internacionales. En 1874, Fortuny falleció repentinamente en Roma a los 36 años, dejando un gran legado artístico y una influencia duradera en la pintura del siglo XIX.

Entre sus obras más destacadas se encuentran ‘La vicaría’ y ‘La batalla de Tetuán’, dos grandes lienzos que muestran su maestría en la técnica y su capacidad para representar el movimiento y la acción en la pintura histórica. Su obra ‘La playa de Portici’ es un ejemplo del realismo luminoso que caracterizó su estilo.

Además de su labor como pintor y grabador, Fortuny también se interesó por otros campos de la creación artística, como el diseño de interiores, el diseño de muebles y la decoración. En este ámbito, fue muy innovador, desarrollando un estilo propio que se caracterizó por la combinación de elementos clásicos y modernos.

Su legado artístico ha sido muy valorado a lo largo de los años, y su influencia se ha dejado sentir en la obra de muchos otros artistas y diseñadores. Encontramos obra de Fortuny en museos y colecciones privadas en todo el mundo, y son objeto de estudio por su técnica, estilo y belleza.

JOSEP PLÀ I CASADEVALL

Una buena anchoa no es nunca blanca ni rosada; es de color caoba rojizo, ahumado y claro… las mejores tonalidades que puede dar en la naturaleza el rojo pálido

Escritor y periodista catalán conocido por su prosa precisa y elegante, Josep Plà describió la vida cotidiana y las costumbres de la sociedad catalana y ha sido consagrado como el prosista más importante de la literatura catalana del siglo XX

Una de las temáticas que Plà abordó en sus obras fue la cocina catalana, que consideraba un elemento clave de la cultura y la identidad de su tierra.

Plà describe con detalle los platos típicos de la gastronomía catalana, desde la butifarra hasta la escalivada, pasando por los arroces y las mariscadas. Pero más allá de la simple enumeración de recetas, el escritor profundiza en la historia y las curiosidades que envuelven cada uno de estos platos, así como en su papel en la vida social y familiar de los catalanes.

La cocina para Plà es mucho más que una necesidad fisiológica: es una forma de relación, de comunicación y de expresión cultural. De ahí que en sus escritos la gastronomía catalana adquiere una dimensión humana y emocional que la convierte en parte esencial del patrimonio cultural catalán.

MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN

Conocido por su talento como novelista, ensayista y poeta, es uno de los escritores más destacados de la literatura contemporánea. Un tema clave en sus obras es la cocina catalana, que considera una expresión cultural y social del país.

De hecho, Vázquez Montalbán era un gran admirador de la gastronomía del Raval de Barcelona. En sus escritos, el autor recorre las calles del Raval para detenerse en los rincones más auténticos y los sabores más genuinos, desde los bares populares hasta los restaurantes más sofisticados.

Para él, la cocina del Raval era una muestra de la diversidad y la riqueza cultural de Barcelona, una ciudad abierta y cosmopolita donde se fusionan las tradiciones culinarias de diferentes partes del mundo. En sus obras, el autor describe con detalle platos emblemáticos como diferentes arroces o la fideuà, pero también destaca la importancia de los productos frescos y de temporada, que dan sabor y personalidad a cada receta.

Más allá de la mera descripción de platos, Vázquez Montalbán reflexiona sobre el papel social de la cocina y la gastronomía en la vida cotidiana del barrio. En sus escritos, el autor destaca la importancia de los encuentros y las conversaciones alrededor de una buena mesa, que describe como una buena muestra de la hospitalidad y la generosidad de los catalanes.

Manuel Vázquez Montalbán fue uno de los grandes defensores y divulgadores de la cocina catalana, y entendió el patrimonio culinario como una parte relevante de la cultura catalana y del Raval en particular.